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Diagnóstico del Síndrome del Intestino Irritable


Resumen

El síndrome del intestino irritable es una enfermedad crónica caracterizada por dolor abdominal recurrente asociado a alteraciones del transito intestinal. El dolor con frecuencia se alivia al defecar y en ocasiones se acompaña de distensión abdominal. Afecta aproximadamente al 15% de la población adulta. La etiología es probablemente multifactorial: alteraciones de la motilidad, inflamación intestinal, componentes genéticos, inmunológicos, psicológicos y dietéticos En las exploraciones completarías no se objetivas anomalías estructurales o bioquímicas de base que puedan explicar los síntomas

Epidemiología

El síndrome del intestino irritable afecta al 10-20% de la población adulta de EE.UU, siendo la prevalencia similar en Europa. En el Reino Unido, un reciente estudio, realizado en una muestra de 4.476 personas de entre 20-69 años, obtuvo una prevalencia del 16,7 %, con una tasa más alta entre las mujeres (22,8%) en comparación con los hombres (10,5%).

Menos  de la mitad de los pacientes solicitan atención médica y entre los que consultan el comienzo de los síntomas se produce típicamente en adultos jóvenes, con una relación mujeres hombres de 2:1. Se han publicado antecedentes de abuso físico o sexual en el 32-44% de los pacientes Con el tiempo más del 30% se hacen asintomáticos, aun así, esta entidad se asocia con costes sanitarios elevados, y con un importante absentismo laboral.

Etiología

El síndrome del intestino irritable se caracteriza por no presentar alteraciones anatómicas, bioquímicas, endoscópicas, microbiológicos o histológica, considerando la mayoría de los expertos una etiología multifactorial.

Desde hace tiempo se sospecha la existencia subyacente de un trastorno de la motilidad gastrointestinal.

Tanbien el hecho de que puede acompañar a la enfermedad inflamatoria intestinal o seguir a un episodio de disentería bacteriana o parasitaria ha llevado a la hipótesis de que puede haber una base inflamatoria o inmune.

En algunos pacientes se ha demostrado asociado a un síndrome de sobrecrecimiento bacteriano, especialmente en aquellos que se quejan de distensión.

Es importante destacar que el estrés y la tensión emocional con frecuencia desencadenan episodios de síndrome del intestino irritable, aunque no existen perfiles específicos de personalidad o de diagnósticos psiquiátricos asociados con el síndrome del intestino irritable.

Es importante destacar que en los últimos años se han publicado varios estudios en EE UU en los que se señala que el antecedente de abuso sexual y físico es más frecuente en estos pacientes.

Fisiopatología.

El síndrome del intestino irritable parece ser el resultado de un incremento de la reactividad motora del intestino,  y de la  aparición  de contracciones anormales ante determinados estímulos (estrés psicológico, comidas, etc), junto con un aumento de la sensibilidad a los mismos; el estrés psicológico, que puede afectar a la función gastrointestinal de cualquier persona, lo hace en mayor grado en los pacientes con síndrome del intestino irritable.

Diagnóstico

EL síndrome del intestino irritable se caracteriza por dolor abdominal y/o alteraciones del transito intestinal (estreñimiento, diarrea o estreñimiento y diarrea alternantes) presentes mas de 12 semanas al año.

Los síntomas del síndrome del intestino irritable pueden comenzar en la adolescencia o edad adulta temprana. La aparición del SII en pacientes mayores de 50 años es poco común, y estos pacientes deben ser estudiados más ampliamente para descartar otras causas.

El dolor se localiza la mayoría de las veces en el hemiabdomen inferior, pero puede referirse en cualquier cuadrante y ser migratorio o difuso. Se define de forma muy variable (cólico, continuo, urente, sordo) y se asocia a síntomas como hinchazón abdominal, flatulencia o eructos. Generalmente empeora con la comida y el estrés y se alivia con la defecación y la emisión de gases. Otros síntomas que  acompañan frecuentemente al síndrome del intestino irritable incluyen moco en las heces, y la sensación de evacuación incompleta después de una defecación.

En cuanto a las alteraciones del transito intestinal, se producen alteraciones en la frecuencia o en la consistencia de las deposiciones (estreñimiento, diarrea o estreñimiento y diarrea alternantes). Las deposiciones blandas son diurnas, generalmente postprandiales y de pequeña cantidad, por lo que el volumen en 24 h es normal. Los pacientes suelen referir tenesmo matutino, postprandial, o en relación con el estrés, acompañado de sensación de evacuación incompleta. Hasta un 50% eliminan abundante cantidad de mucosidad con la defecación.

Los pacientes con síndrome del intestino irritable tienen, con más frecuencia que otras personas, síntomas extraintestinales, como reflujo gastroesofágico, pirosis, disfagia, sensación de globo en la faringe, dolor torácico no cardiaco, dolor de espalda, cefalea, astenia, disfunción urológica, molestias ginecológicas y fibromialgia, aumentando el número de estos trastornos al hacerlo la severidad del síndrome, por ello, suelen ser pacientes que consultan con múltiples especialistas.

Anamnesis

Se debe indagar sobre los antecedentes personales y familiares y obtener una detallada descripción del dolor y del hábito intestinal, aspectos que ayudaran a decidir las pruebas diagnósticas necesarias.

Así, el comienzo reciente de los síntomas, sobre todo en personas mayores obliga a hacer una evaluación más extensa. Por contra, una duración más prolongada de los sintomas va a favor del diagnóstico de síndrome del intestino irritable. También se hará una evaluación más extensa si hay historia familiar de cáncer de colon, particularmente si el diagnóstico se realizó a edad temprana en un familiar directo.

La diarrea muy voluminosa es rara y sugiere malabsorción o diarrea secretora. La sensación de evacuación incompleta puede ser difícil de distinguir del tenesmo debido a una proctitis. Se deben excluir síntomas incompatibles con el síndrome del intestino irritable y sugestivos de enfermedad orgánica como dolor abdominal que interfiere con el sueño, diarrea que despierta al paciente, heces esteatorreicas, sangre en las heces, pérdida de peso, fiebre o signos de deshidratación; una evolución progresiva también hará sospechar patología orgánica.

Deben ser excluidos trastornos de ansiedad, que con frecuencia se presentan con síntomas gastrointestinales sugestivos del síndrome del intestino irritable, y se debe preguntar por los fármacos que toma el paciente, pues muchos pueden producir estreñimiento o diarrea, así como por los antecedentes de viajes a países endémicos de parasitosis, y por factores psicosociales. 

Exploración física.

La exploración física es inespecífica, pero ayuda a excluir enfermedades orgánicas. El dato que se encuentra con más frecuencia es la distensión abdominal.

Puede haber dolor leve a la palpación abdominal. La prueba Carnett ayuda a distinguir el dolor de origen de la pared abdominal del dolor abdominal que se origina desde el interior del abdomen. La prueba de Carnett se realiza con el paciente en decúbito supino, el médico localiza el área de dolor máximo con una suave palpación y mantiene una ligera presión sobre este punto. Luego se le pide al paciente que cruce sus brazos sobre el pecho e intente sentarse flexionando su mentón  sobre el esternón. Si este movimiento desencadena un aumento del dolor la prueba se considera positiva y sugiere que el dolor procede de la pared abdominal.

Criterios diagnósticos

En la actualidad se ha optado por definir clínicamente el síndrome del intestino irritable mediante los criterios de Roma III, dejando a criterio de cada médico la conveniencia de las exploraciones complementarias a realizar para descartar patología orgánica. Por tanto, no existe un algoritmo estricto para excluir las posibles lesiones digestivas o extradigestivas que remedan el SII sino que las exploraciones complementarias se deben indicar de acuerdo al grado de sospecha y las características individuales en cada paciente

Criterios de Roma III

Dolor o molestia* abdominal recurrente al menos 3 días por mes en los últimos 3 meses asociado a dos o más de los siguientes síntomas:

1. Mejora con la defecación.
2. Comienzo asociado con un cambio en la frecuencia de las deposiciones.
3. Comienzo asociado con un cambio en la consistencia de las deposiciones.

Los criterios deben cumplirse durante los últimos 3 meses y los síntomas haber comenzado un mínimo de 6 meses antes del diagnóstico.

* Como molestia se entiende una sensación desagradable que no se describe como dolor.

Los criterios de Roma III se basan en los criterios de Manning, menos sensibles y específicos. Tienen un valor predictivo ampliamente  aceptado en las mujeres, pero menos no en los hombres.

Pruebas complementarias

No hay ninguna prueba diagnóstica específica, y la elección de las pruebas complementarias a realizar dependerán de factores tales como los síntomas y la edad del paciente.

Las pruebas que se incluyen en el manejo inicial son: hemograma, velocidad de sedimentación globular, bioquímica que incluya glucosa, creatinina, iones, pruebas hepáticas y TSH, junto con sangre oculta en heces. Estas pruebas raramente son anormales en el SII; si lo fueran nos harían sospechar una patología orgánica.

En los casos  que la diarrea y/o la distensión abdominal sean los síntomas predominantes se recomienda eliminar la lactosa de la dieta. Después de un periodo de tratamiento sintomático de aproximadamente tres semanas se reevalúa al paciente y si permanece sintomático se recomienda ampliar el estudio diagnóstico en función de los sintomas: 1) se analizarán las heces buscando huevos y parásitos así como leucocitos, característicos de las colitis inflamatorias e infecciosas; 2) se medirá la grasa fecal, para descartar malabsorción, y/o 3) test de hidrógeno en aliento  para descartar sobrecrecimiento bacteriano o deficiencia de lactasa. La determinación de anticuerpos anti-endomisio o anticuerpos transglutaminasa puede solicitarse para ayudar a excluir la enfermedad celíaca.

Adicionalmente, en funcion de la clínica pueden ser necesarias otras pruebas diagnósticas para excluir otros procesos patológicos. En los pacientes más jóvenes con síndrome del intestino irritable  y con diarrea como síntoma predominante, puede estar indicada la sigmoidoscopia para excluir una enfermedad intestinal inflamatoria, colitis colágena y colitis linfocítica. En la mayoria de los pacientes con sospecha de síndrome del intestino irritable no es necesario realizar enema opaco o colonoscopia; no obstante, se debe considerar la realización de estas pruebas diagnósticas cuando el paciente tiene más de 50 años de edad o presenta antecedentes familiares de tumores colorrectales. La presencia de síntomas sugestivos de afectación del tracto digestivo superior, higado o del árbol biliar puede requerir exploraciones especificas adicionales.

En casos de estreñimiento persistente se solicitará una radiografía simple de abdomen, en la que se pueden apreciar dilatación de las asas intestinales a partir de un nivel de obstrucción. También puede estar indicado estudio endoscópico o enema opaco para descartar cancer de colon, estenosis o diverticulosis y sus complicaciones.

En casos de dolor abdominal se solicitará una radiografía simple de abdomen, en la que se pueden apreciar calcificaciones en el área pancreática sugestivas de pancreatitis crónica, lo que justificaría un dolor abdominal crónico, una ecografía abdominal, para descartar tumores pancreáticos o colelitiasis, y también puede estar indicada la endoscopia digestiva.

Una vez establecido el diagnóstico, las pruebas no deben repetirse a menos que existan cambios en la sintomatología del  paciente.


Distintos algoritmos diagnósticos en función del síntoma predominante pueden consultarse en la en la Guía de práctica clínica sobre el síndrome del intestino irritable, elaborada por el  Centro Cochrane Iberoamericano.

Diagnóstico diferencial

En el diagnóstico diferencial debe considerar los siguientes trastornos: cáncer de colon, diarrea infecciosa, deficiencia de lactasa, enfermedad vesicular, enfermedad pancreática, poliposis intestinal, colitis ulcerativa crónica inespecífica, rnfermedad diveticular del colon, enfermedad de Crohn, enfermedad de Hirschsprung, síndrome de oclusión parcial intermitente mecánica, seudoobstrucción intestinal, síndrome de Ogilvié, hepatitis y cirrosis, diabetes mellitus, disfunción de tiroides, neuropatías, vasculitis, lupus eritematoso sistémico y esclerodermia, enfermedad inflamatoria pélvica, dismenorrea y endometriosis
Bibliografía:

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  3. Drossman DA, Talley NJ, Leserman J, et al. Sexual and physical abuse and gastrointestinal illness. Review and recommendations. Ann Intern Med. 1995;123:782-794.
  4. Gutiérrez Teira B y García de Blas González F. Síndrome del colon irritable. En: Ruiz de Adana R. (Edi) Manual de diagnostico y terapéutica medica en Atencion Primaria. 3ª edic. Madrid. Diaz de Santos. 2001.
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Comentarios

  1. http://intestinosirritable.blogspot.com gracias por la información aporada

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